En la actualidad es una necesidad reducir la utilización de herbicidas en viñedos por sus altos costos y efectos negativos en la salud de las personas y el medio ambiente. Los efectos negativos de los herbicidas sobre las poblaciones microbianas han sido demostrados en muchos estudios y también se ha probado que los herbicidas afectan al ciclo de los nutrientes en el suelo e inducen resistencia en las especies de malezas. Las alternativas tradicionales al control químico de las malezas no siempre se integran a la perfección en las operaciones establecidas de los viñedos. El empleo de métodos no químicos de control de las malezas suele requerir modificaciones en los espalderos, la compra o contratación de nuevos equipos y, dependiendo de la región, puede aumentar significativamente el número de pasadas de tractor necesarias para alcanzar el nivel de maleza deseado para minimizar los gastos y mantener la calidad durante la transición hacia el abandono de los herbicidas. El agua de riego y el fertirriego aplicados desde la superficie de la hilera de vides alimentan primero a las malezas y las vides sólo reciben lo que no absorben estas últimas. La instalación subterránea de la línea de goteo tiene el potencial de aumentar aún más la eficiencia hídrica evitando la evaporación desde la superficie, reduciendo la erosión del suelo o la escorrentía del riego en las pendientes, y disminuyendo la humedad y la presión de las enfermedades en el viñedo. Un estudio experimental llevado a cabo en Nueva Zelanda investigó las ventajas secundarias del riego subterráneo sobre las malezas en la línea de plantación, que hasta ahora no se había estudiado. Se establecieron ensayos de parcelas divididas, con secciones del viñedo en las que se instaló una línea de goteo 30 cm por debajo de la superficie y a 30 cm de la hilera de vides, en lugar de la configuración estándar por encima del suelo en la hilera. Los ensayos se llevaron a cabo en viñedos de Syrah y de Cabernet Sauvignon que recibieron las mismas cantidades y tiempos de riego, la misma gestión de la canopia y el régimen de pulverización que el testigo; con la única diferencia que fue la ubicación de la línea de goteo. El crecimiento de las malezas se evaluó visualmente y midiendo la biomasa fresca en un cuadrante de 625 cm2 en la hilera de cepas durante el brote, la floración, el envero y la cosecha. El estudio arrojó que no se observaron diferencias significativas consistentes en el desarrollo de la canopia, el potencial hídrico del tallo al mediodía, el crecimiento de las bayas, la química del mosto y la productividad entre las vides que recibían el agua por debajo que por encima. La principal diferencia consistente entre tratamientos fue la cantidad de crecimiento de malezas en la desafiante zona debajo de las vides. Una vez establecido el riego regular en los bloques, se observaron diferencias significativas entre los tratamientos. Las malezas alimentadas por el riego en el tratamiento subsuperficial crecían en el callejón, donde podían controlarse con una pasada de siega normal, en lugar de con un equipo especializado para las zonas debajo de las vides. Reubicar las malezas 30 cm supone una gran diferencia en términos de gestión del viñedo. Utilizando el riego subsuperficial, las malezas crecen fuera de la hilera de vides, donde son mucho más fáciles de eliminar de forma rentable y rápida. Las malezas que crecen fuera de la hilera de viñedos pueden controlarse con una segadora de discos o de hilera media (8 km/h de velocidad de avance), frente a los 2-4 km/h de velocidad de avance que requieren los equipos articulados necesarios para desmalezar en la hilera de viñas. El riego subsuperficial permite así una gestión de los viñedos que requiere menos control químico de las malezas, ya que las mismas crecen en una zona donde es más fácil controlarlas por otros medios. Los costes de las líneas subsuperficiales son ligeramente superiores a los de la línea de riego por goteo tradicional, pero la instalación de las líneas subterráneas significa que no se necesita líneas de riego ni mano de obra ni clips para fijar la línea a los caños por lo que el coste de los materiales y la instalación es en realidad similar. Obviamente, las reparaciones son más costosas con las líneas de riego subterráneo, pero los gestores afirman que las reparaciones son mucho menos frecuentes, ya que la infraestructura no puede ser dañada por los animales o la maquinaria. Otra ventaja del riego subterráneo es que toda la infraestructura es subterránea y, por tanto, menos susceptible de sufrir daños mecánicos por las máquinas desbrozadoras o el ganado. La mayoría de los implementos se articulan en la hilera de viñas entre troncos y postes; y se retraen cuando un brazo sensor o el propio implemento golpea un tronco o poste. Dado que las cuchillas o los cabezales de siega se articulan en la hilera, pueden dañar la infraestructura de riego si no está protegida. Los resultados del ensayo llevado a cabo en Nueva Zelanda indica que el riego subsuperficial (a 30 cm de la hilera y a 30 cm de profundidad) no afecta sustancialmente al crecimiento de la vid, al rendimiento o a la composición del fruto, lo que debería animar a los viticultores a trasladar las líneas bajo tierra. Un gran impedimento para que los agricultores se pasen a la gestión ecológica de las malezas, que son caras y requieren mucha mano de obra sin herbicidas. El riego subterráneo puede facilitar esta transición al desplazar las malezas de una zona difícil de controlar a otra más manejable, ofreciendo una forma viable de reducir la necesidad de herbicidas y ofrece la posibilidad de regar de forma más eficiente, reduciendo así la huella hídrica y química de los viñedos   Fuente https://ives-openscience.eu/wp-content/uploads/2023/06/Session-10_Krasnow_Subsurface-irrigation.pdf