Un informe elaborado por Wine Institute analiza y muestra la formación de la huella de carbono del vino de California arrojando los siguientes porcentajes:
  • 34% corresponde a viñedos (17% emisiones de campo bio-geoquímicas, 3% combustible, 4% consumo de electricidad y 10% producción de materias primas).
  • 15% corresponde a la elaboración (7% combustible, 7% consumo de electricidad y 1% otros).
  • 38% a embalaje (29% botellas de vidrio, 6% cajas de cartón corrugado y 3% otros).
  • 13% transporte.
A su vez, The Wine Society analizó la huella de carbono de un vino en el canal minorista online del Reino Unido y se obtuvieron los siguientes porcentajes:
  • 31%: elaboración y disposición de botellas de vidrio.
  • 17%: producción de uvas y elaboración del vino que venden.
  • 15%: transporte del vino de alrededor del mundo hasta el depósito.
  • 11%: Otros embalajes como cartón, corcho, tapones de rosca, envoltura de plástico.
  • 9%: Bienes y servicios para la ejecución del negocio online, como IT.
  • 6%: Transporte de vino desde el depósito hasta las puertas de los miembros (a través de furgonetas propias y transportistas tercerizados).
  • 6%: operaciones como electricidad, gas y residuos.
  • 5%: Materiales impresos que son enviados a los miembros.
  Como se puede observar en ambos casos, el mayor porcentaje de emisiones está en la elaboración y transporte de la botella de vidrio. La reducción del peso medio de las botellas de vidrio parece ser la estrategia más eficaz para la reducción del impacto ambiental de los insumos para la producción de vino. Al parecer el principal freno a este tipo de mejora proviene del marketing, ya que en general se cree que una botella de mayor peso implica mayor calidad aumentando su valor potencial. En el mercado ya existen botellas de vidrio más livianas que garantizan las mismas propiedades de resistencia, pero la oferta debe ser aún mayor ya que estas botellas tendrán una demanda cada vez mayor. En el caso de Europa otro obstáculo importante es la estructura productiva de botellas de vidrio, que se caracteriza por un número limitado de actores, y por la escasa variedad de botellas ofrecidas a las empresas ubicadas en zonas rurales, situaciones que pueden hacer que sea difícil cambiar el tipo de botella sobre todo en la pequeña y mediana empresa. Aparte de la utilización de botellas más ligeras existen otras alternativas como es el caso de las más de 300 bodegas en el estado de Estiria, Austria, que desde el año 2011 utilizan una botella única y retornable para sus vinos. El sistema de devolución fue ideado por el estado, el departamento de viticultura de la cámara de agricultura y los supermercados SPAR. El coste de una botella nueva es de 0,45 euros por unidad y el coste de una botella reutilizada es de 0,2 euros por unidad incluyendo el transporte, lavado y distribución. Respecto a la energía, una botella nueva consume 1100Wh mientras que una reutilizada 90Wh. Cómo muestran los informes citados además de las botellas de vidrios hay otros insumos que impactan en las emisiones de gases de efecto invernadero. Describimos otras tres alternativas comúnmente utilizadas por viñedos y bodegas para disminuir las huellas de carbono. Estas son: -Reducción del peso de las cajas de cartón Las cajas de cartón para las botellas de vidrio con separadores tienen un impacto importante sobre el medio ambiente. En Europa hay empresas que utilizan menos de 10 gramos de cartón por botella de vino, pero también otras que utilizan cajas que representan más de 120 gramos de cartón – a menudo impreso y plastificado – por botella. La resistencia mecánica de la caja es de importancia secundaria, ya que la mayor parte del peso de las cajas apiladas está soportado por las propias botellas. Por lo tanto, también en este caso la elección del tipo y peso de las cajas parece depender esencialmente de consideraciones estéticas y de marketing, a pesar de que en los principales canales de distribución (supermercados, restaurantes, bares) la caja de cartón ni siquiera es vista por el consumidor final y se convierte en residuo al llegar al punto de venta final. -Ahorro de energía Varios estudios proponen diferentes estrategias útiles para reducir el uso de electricidad en las empresas vitivinícolas. La mayor parte de la energía utilizada en estas empresas está relacionada con el control de temperatura de las uvas y del mosto durante la vendimia, de la fermentación y del vino durante el almacenamiento, estabilización tartárica y embotellado. Para ahorrar energía se pueden adoptar varias soluciones tecnológicas bien consolidadas en la práctica: vendimia durante las horas más frescas del día; uso de la flotación, centrifugación u otras técnicas para la clarificación en lugar de la decantación por frío; aislamiento de los tanques; uso de aditivos como alternativa a la estabilización tartárica por frío, etc. -Reducción del consumo de combustible en la viña El uso de combustibles está directamente relacionado con la distancia recorrida por los tractores y otros equipos utilizados para el cultivo de la viña y con el número de tratamientos fitosanitarios y de intervenciones para la gestión del follaje y del suelo aplicados en cada parcela. Son bien conocidas las ventajas ambientales que se pueden obtener con la adopción de estrategias como tratamientos de filas múltiples, realizar acciones combinadas durante un solo recorrido. Por otro lado, una mejor organización del sistema logístico puede limitar en lo posible los desplazamientos entre viñedos distantes de la misma propiedad y tener un impacto significativo en el consumo de combustible, así como en el precio de la mano de obra.   Fuente https://www.sustainablewinegrowing.org/docs/California_Wine_Executive_Summary.pdf https://www.thewinesociety.com/498b48/globalassets/pdfs/sustainability/the-wine-society-carbon-footprint-report.pdf https://www.infowine.com/intranet/libretti/libretto12788-01-1.pdf https://www.jancisrobinson.com/articles/bottle-manufacturers-take-note https://residus.gencat.cat/web/.content/home/lagencia/publicacions/jornades/2020_10_21_reWINE/ponencia_02.pdf