Por: ODEPA, Carolina Buzzetti, Silvio Banfi, Tomás Merino, Alvaro Espinoza, Marcelo Muñoz. Chile ha alcanzado una posición de liderazgo en el mercado internacional del vino, ocupando actualmente el cuarto lugar entre los mayores exportadores mundiales de este producto, superando a Australia desde el año 2013. Sólo anteceden a Chile los tres grandes países europeos productores de vino: Francia, España e Italia, que son de reconocida trayectoria en este mercado. Entre las razones que podrían explicar esta importante ubicación de Chile en los mercados internacionales se encuentran la amplia red de tratados de libre comercio, condiciones propicias para la producción y costos competitivos. Sin embargo, este liderazgo relativo del vino chileno podría verse modificado por factores climáticos, productivos, o por la fuerte competencia a nivel internacional. A partir del año 2000, las exportaciones chilenas de vino embotellado, vino a granel y vino espumoso, que corresponden a las categorías más relevantes en cuanto al valor de los vinos exportados por Chile, aumentaron, como conjunto, desde USD 526,2 millones a USD 1.739 millones, más que triplicándose en estos últimos quince años y presentando una tasa de crecimiento anual, en valor, de 8,9%. En términos de volúmenes la variación total en el mismo período fue de 208% y la tasa de crecimiento anual, de 8,4%. El precio promedio ponderado de las exportaciones, en tanto, aumentó sólo 7,4% entre los extremos del período, con un valor de USD 1,96 por litro en 2001 y de USD 2,10 por litro en 2015. Este crecimiento acotado se logra aun cuando a través de los últimos quince años se han verificado cambios significativos en la evolución de estos precios. Si se analiza detalladamente la evolución por tipo de producto, existe un cambio evidente en la composición de estas exportaciones, puesto que, mientras en los primeros años del presente siglo (hasta 2008, aproximadamente) el vino a granel representaba entre 38% y 45% del volumen total de las exportaciones, en los últimos años, especialmente entre 2013 y 2015, estos porcentajes han tendido a equipararse entre el vino a granel y el embotellado, acercándose, en ambos casos, a una participación de 50% cada uno. Se deduce, entonces, que los volúmenes exportados de vinos a granel, que son de menor valor unitario, han ido aumentando proporcionalmente más que los de los vinos embotellados, que presentan un valor unitario mucho más alto. El vino espumoso, en tanto, se ha mantenido con una participación en torno a 0,5% en volumen. La variación de las participaciones en las exportaciones de los vinos a granel y embotellados se puede explicar por múltiples factores. Entre éstos, se ha observado una necesidad de incrementar las exportaciones masivas de vinos en los últimos años, debido a una situación de excedentes acumulados en las viñas, lo que incentivó a que se exportase una mayor proporción de vinos a granel a precios inferiores, por otra parte, algunas viñas se han centrado en la producción de este tipo de vino en respuesta a la demanda mundial existente.