El desempeño de la industria vitivinícola, como cualquier encadenamiento productivo, requiere condiciones de previsibilidad en los mercados y esa previsibilidad viene dada, no solo por la estabilidad que las condiciones macroeconómica puedan otorgar, sino también con un funcionamiento del sector que permita planificar año a año condiciones sustentables para la producción primaria, la elaboración y el fraccionamiento, dejando atrás las bruscas reasignaciones de ingresos que se producen en años de abundancia respecto a períodos de escasez. Tal como ha ocurrido en otras ocasiones en la historia de la vitivinicultura argentina, la baja cosecha impactó de manera significativa tanto en los precios de vino en el mercado de traslados como en la compraventa de uvas. Varietales y genéricos, sin distinción, han y están mostrando incrementos en los precios que exceden los niveles de inflación, sustentados en una de las cosechas más bajas de la historia, 1.700 millones de kilos. En términos de la cadena vitivinícola, los grandes efectos tienen que ver con: a) procesos redistributivos desde los establecimientos fraccionadores hacia los elaboradores y productores primarios, y; b) pérdida de participaciones de mercado tanto doméstico como internacional derivados de incrementos de precios mayores al de productos sustitutos (mercado interno que presenta una caída del 10% en los siete primeros meses del año) y competidores (mercado externo que el período Enero/Julio de 2016 también ha caído un 10% respecto a igual período de 2015). Claramente, como hemos sostenido en informes anteriores, tanto el mercado de uvas como el de vinos presentan mecanismos de formación de precios que poco tienen que ver con procesos inflacionarios o cambiarios. Variables como excedentes, faltantes, expectativas o niveles de stock son los que determinan el devenir de los precios del vino de traslado y el natural correlato sobre el precio de la uva. Medido punta a punta, el precio de los vinos genéricos en el mercado de traslado, sólo en Mendoza, se incrementó en términos nominales en 164% entre enero de 2009 y diciembre de 2015, en tanto que en los primeros siete meses del año el aumento fue de 115%, según los datos de la Bolsa de Comercio de Mendoza. En diciembre de 2015 y enero de 2016 los precios promedios por litro rondaban los $2,70, contra los $ 5,75 que arroja el promedio en el mes de julio de 2016 para los vinos genéricos. El valor máximo se observó en Junio 2016, donde en promedio se pagaron $6,00 por litro de vino genérico. precios-genericos En el caso de los vinos varietales, el incremento del precio promedio ponderado entre enero y julio de 2016 ha sido del 100%, siendo el precio promedio por litro pagado en ese mes de $12,00. precios-varietales Este comportamiento de los precios en el mercado de traslados mantiene una fuerte correlación con los precios pagados por las uvas, cuyo precio promedio ponderado durante 2016 arroja un valor de $7,65 por kilo, valor que se encuentra fuertemente influenciado por el componente de uvas varietales que conforman ese promedio, mayormente Malbec, Cabernet Sauvignon, Chardonnay y Bonarda. precios-uvas Claramente, estos valores registrados en las transacciones de uva y mercado de traslado, implican una fuerte redistribución del ingreso desde sectores demandantes de uvas y vino para atender la demanda de los mercados (establecimientos fraccionadores) hacia el sector de producción primaria y establecimientos netamente trasladistas. Si bien los establecimientos del eslabón de la cadena que acceden al mercado pueden trasladar parcialmente aumentos de precios, no lo pueden hacer al 100% debido a que sus límites están dados por los precios de competidores. En el caso del mercado doméstico, hay que tener presente que cerca del 80% del vino comercializado corresponde a vinos cuyo principal insumo son los vinos genéricos, en tanto que para las exportaciones, los vinos varietales son los demandados en el mercado de traslados. En ambos mercados se observan caídas en los volúmenes comercializados. En el mercado doméstico, entre enero y julio de 2016 se han despachado aproximadamente 524 millones de litros contra 584 millones de litros comercializados durante igual período de 2015, lo que representa un 10% de disminución en los litros comercializados. Por su parte, las exportaciones han caído tanto en valor como en volumen (6% y 10%, respectivamente). La industria vitivinícola requiere condiciones de previsibilidad en los mercados, además de condiciones macroeconómicas favorables, que permitan planificar en materia de producción primaria, elaboración y fraccionamiento, dejando atrás las bruscas reasignaciones de ingresos que se producen en años de abundancia respecto a períodos de escasez.
NOTA: Todos los precios están expresados sin IVA ni otras cargas tributarias.